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Las codiciadas aguas del Mar de China

Artículo sobre los distintos intereses regionales en el Mar de China Meridional y el Mar de China Oriental

ARTÍCULOGEOPOLÍTICARECURSOS NATURALES

José Manuel Cueto González

5/9/20227 min read

Según la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), las principales causas del origen de las guerras son: económicas, político-ideológicas y religiosas. Aunque el contexto social, económico, político, y cultural difiera de unas épocas a otras, podemos afirmar que estas causas siguen siendo, en el fondo, las mismas que llevaron al ser humano a entrar en conflicto con sus semejantes desde la Prehistoria hasta la Edad Contemporánea. Lo que si difiere, enormemente, a lo largo de la historia, de unas guerras a otras, es la capacidad de destrucción que el ser humano ha ido atesorando con el avance de la ciencia y la tecnología, sobre todo, en el último siglo, con el desarrollo de la energía atómica. Uno de los científicos más célebres de la humanidad, Albert Einstein, en una de sus frases más famosas sobre las guerra decía: «No sé que armas se usarán en la Tercera Guerra Mundial. Pero puedo decirle cuáles se usarán en la cuarta: ¡piedras!». El Premio Nobel ya nos daba a entender qué resultado acarrearía el desarrollo de un conflicto mundial entre potencias con armas nucleares.

Según ACNUR: «Las principales causas de las guerras a lo largo de la historia son: económicas, político-ideológicas y religiosas».

Las causas económicas siempre fueron uno de los principales desencadenantes de los conflictos bélicos. La expansión de las grandes civilizaciones de la Edad Antigua supuso el sometimiento de los pueblos conquistados y el aprovechamiento de los cautivos —esclavos— como mano de obra en la agricultura y la minería. Asimismo, las potencias coloniales se enfrentaron, tanto por los recursos naturales de los territorios como por el control de sus rutas comerciales, y la industralización conllevó la necesidad de controlar nuevas materias primas para la industria. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la lucha por los recursos naturales, en los últimos sesenta años, originó más del 40 % de las guerras. Este porcentaje puede crecer exacerbado por el cambio climático, el control de las rutas comerciales y la necesidad de acceder a determinadas materias primas imprescindibles para el desarrollo de las tecnologías «verdes».

El Mar de China es uno de esos enclaves donde las causas económicas (la apropiación de los recursos naturales y el control de las rutas comerciales) pueden acabar desembocando en un conflicto bélico a gran escala.

Después de Ucrania —país inmerso en una terrible guerra con Rusia en estos momentos— uno de los puntos de la Tierra, geopolíticamente hablando, con más tensión en la actualidad está en el Mar de China. Geográficamente el Mar de China, aunque está formado por un solo mar continuo (4,75 millones de kilómetros cuadrados), se divide en dos mares: Mar de China Oriental y Mar de China Meridional. Desde el punto de vista de la geopolítica los dos mares presentan algún tipo de disputa, y en los dos hay abundantes recursos naturales —bienes o servicios que proporciona la naturaleza sin la intervención del hombre—. Pero el mar que más tensión acumula, a día de hoy, es el Mar de China Meridional.

Geográficamente el Mar de China, aunque está formado por un solo mar continuo (4,75 millones de kilómetros cuadrados), se divide en dos mares: Mar de China Oriental y Mar de China Meridional.

Mar de China Meridional (3,5 millones de kilómetros cuadrados). Como se puede apreciar en la imagen, este mar abarca las aguas de varios países: China, Taiwán, Filipinas, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia, Singapur, Indonesia y Brunéi y, todos con intereses en ellas dados los ingentes recursos naturales de los que dispone (sobre todo hidrocarburos como el petróleo y el gas natural) así como varias islas en disputa: Taiwán, Pracel y Spratly, de gran valor geoestratégico y económico. Además de ser una ruta comercial clave de paso entre el Océano Pacífico y el Océano Índico a través del Estrecho de Malaca, se calcula que por dicho mar navega un tercio del transporte marítimo mundial y un 60 % del comercio de China. Según el portal icontainers.com, de los diez puertos con mayor número de tráfico de contenedores en el mundo, nueve de ellos están en el Mar de China, y siete en las costas de China, siendo el primero el de Shanghái con 43,3 millones de unidades (TEU). De los tres restantes, que no están ubicados en la costa de China, el segundo puerto con más tráfico del mundo se encuentra en Singapur con 36,6 millones (TEU); el sexto en Corea del Sur con 21,7 millones (TEU) y el décimo en Emiratos Árabes Unidos con 15 millones (TEU). Estos datos ponen de relieve la importancia estratégica de dicho mar.

Combustibles fósiles en el Mar de China Meridional. Bajo estas aguas se esconde una gran cantidad de petróleo y gas natural. Según el Center for Strategic & International Studies (CSIS), el Mar de China Meridional cuenta con unas reservas de 11 billones de barriles de petróleo y 190 trillones de pies cúbicos de gas natural. Teniendo en cuenta que, a día de hoy, 9 de mayo del 2022, el precio del barril de petróleo Brent cotizó a 105,62 $ y el gas natural a 7,251 $ BTU (unidad Térmica Británica), podemos percatarnos de la ingente cantidad de billones de euros que esconden estas disputadas aguas.

El Mar de China Meridional cuenta con unas reservas de 11 billones de barriles de petróleo y 190 trillones de pies cúbicos de gas natural

Para hacernos una idea de la importancia de estos combustibles fósiles para los países con influencia en la zona, debemos tener en cuenta una serie de factores:

  • Los países cuyas costas están bañadas por el Mar de China Meridional tienen, aproximadamente, la mitad de la población del planeta y las previsiones son de seguir aumentado su población a lo largo de este siglo.

  • Son países con una alta tasa de crecimiento económico, por lo que necesitan colosales cantidades de energía para mantener su crecimiento.

  • Estos combustibles no solo les servirían para consumo propio, sino que les permitirían exportarlos a otros países, con el consiguiente beneficio económico.

Islas. En el Mar de China Meridional, no solo se disputan los hidrocarburos, sino que también se disputa la soberanía de varias islas. Las Spratly, un archipiélago ocupado por varios países: Malasia, Taiwan, Vietnan, China y Filipinas y que China reclama en su totalidad, utilizando como argumento la soberanía que el Imperio Chino ejerció sobre estas islas históricamente, así como las prácticas pesqueras protagonizadas por los pescadores chinos. Las Paracel, actualmente ocupadas por China, son reclamadas también por Vietnam y Taiwán. Tanto unas como otras esconden grandes cantidades de petróleo y gas. Pero de todas las islas en disputa en la zona la que más inestabilidad geopolítica genera, con diferencia, es Taiwán, también conocida como República de China. Pekín reclama como suya esta isla, ya que la considera una provincia más de China aunque Taiwán se muestra al mundo como soberana de facto, desde el final de la guerra civil China en 1959, respaldada por los EE. UU. En base a este argumento histórico de que Taiwán es una provincia de la República Popular de China, esta reclama aproximadamente un 90 % del territorio del Mar de China Meridional.

Mar de China Oriental (1,25 millones de kilómetros cuadrados). Es el más pequeño de los dos mares. Está rodeado por Corea del Sur, China, Japón y Taiwán. En este Mar, al igual que en el Meridional, también hay varias islas en disputa aunque la tensión en la zona no es tan elevada. Las Islas Senkaku bajo control japonés, pero que son reivindicadas por Taiwán y China, atesoran enormes recursos naturales (pesca) y con potenciales yacimientos de hidrocarburos. Las Rocas de Liancourt, en disputa entre Corea del Sur y Japón cuentan también con potenciales yacimientos de gas natural en sus aguas.

El enorme conflicto de intereses existente tanto en el Mar de China Meridional como en el Oriental provoca una enorme tensión geopolítica en las potencias de la zona. Si a ello añadimos que varias de las potencias tienen a EE. UU. como aliado y que China es un claro competidor de EE. UU. por la hegemonía económica y militar en el mundo, se da el caldo de cultivo necesario para un posible enfrentamiento bélico en la zona.