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El «oro blanco» que impulsa la revolución tecnológica

La relevancia geopolítica del litio como metal imprescindible en la transición energética del siglo XXI

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José Manuel Cueto González

10/27/202412 min read

El nombre del litio deriva de la palabra griega «Lithos», que significa piedra. De color blanco plateado este elemento ocupa el tercer lugar en la tabla periódica por detrás del Hidrógeno y el Helio. Sus tres protones y tres neutrones en su núcleo y tres electrones en la corteza lo convierten en el metal más ligero de todos los conocidos. El litio tiene una serie de propiedades que lo hacen destacar sobre el resto de los metales para distintas aplicaciones tecnológicas. Pero hay una que sobresale por encima del resto y lo convierte en uno de los metales más codiciados del mundo y clave para la fabricación de baterías: el almacenamiento de altas densidades de carga eléctrica en espacios muy pequeños.

Coche eléctrico recargando baterías de ion litio

A lo largo de la historia, los seres humanos hemos ido dominando las distintas fuentes de energía y, en cada nuevo hito, acompañado por los avances tecnológicos de la época, la sociedad ha ido experimentando grandes transformaciones sociales, económicas y políticas. En la Prehistoria, el descubrimiento y control del fuego marcó un punto de inflexión que permitió a nuestros antepasados no solo cocinar alimentos y protegerse de depredadores, sino también habitar nuevas regiones, desarrollar comunidades más complejas y fomentar las primeras formas de cohesión social. Con el tiempo, la humanidad continuó su búsqueda de nuevas fuentes de energía: el uso de la fuerza animal, el aprovechamiento del viento y las corrientes de agua durante la Edad Media, y, posteriormente, la explotación masiva de una piedra negra llamada carbón que, unida a la máquina de vapor, desencadenó la primera Revolución Industrial, que supuso, a su vez, la primera transición energética de la historia acelerando el crecimiento económico y el desarrollo tecnológico de una manera nunca antes vista. El siglo XX fue testigo del surgimiento del petróleo como nuevo recurso energético y del motor de combustión interna como tecnología que contribuyó a una nueva transición energética, moldeando la geopolítica mundial y transformando industrias y países. En paralelo, el descubrimiento y posterior dominio de la energía nuclear a mediados del siglo XX no solo redefinió la capacidad humana para generar enormes cantidades de energía, sino que también transformó el equilibrio de poder global, introduciendo una nueva era de tensiones geopolíticas, marcadas por la Guerra Fría y la amenaza constante de un conflicto nuclear, generando profundos cambios sociales y políticos en todo el mundo.

En el siglo XXI, la transición energética actual, impulsada por la necesidad urgente de reducir las emisiones de CO2 y mitigar los efectos del cambio climático, plantea desafíos significativos debido a la dependencia histórica de los combustibles fósiles. Durante décadas, el petróleo, el gas y el carbón han dominado el panorama energético global debido a su capacidad para almacenar grandes cantidades de energía de manera eficiente, lo que facilitaba su uso en motores de combustión y otras aplicaciones. Las energías renovables, aunque limpias e inagotables, siempre han tenido en su contra la dificultad de gestionar su intermitencia, ya que la energía solar o eólica, por ejemplo, no siempre están disponibles cuando se necesitan. Sin embargo, este desequilibrio está comenzando a corregirse gracias al avance en las tecnologías de almacenamiento, especialmente con el desarrollo de las baterías de ion litio. Estas baterías han permitido almacenar, de manera eficiente, la energía generada por fuentes renovables, haciéndola accesible para alimentar motores eléctricos, como los de los vehículos, y dispositivos portátiles. En este contexto, el litio emerge como un recurso estratégico de enorme relevancia geopolítica, ya que se ha convertido en un elemento clave para la nueva era energética. El control de sus reservas y su procesamiento jugará un papel fundamental en la configuración del nuevo orden mundial, donde los países que dominen esta tecnología y sus cadenas de suministro tendrán una ventaja decisiva en la economía mundial.

Aprovechamiento de distintas fuentes de energía

¿De dónde se obtiene el litio?

El litio fue uno de los primeros elementos en formarse en el Universo. De hecho, está considerado como uno de los tres elementos, junto al hidrógeno y el helio, que se formaron durante el Big Bang, lo que favoreció que esté ampliamente distribuido en la Tierra. Aunque el litio se encuentra presente en una gran cantidad de minerales (aproximadamente 145 especies mineralogías) solo una pequeña parte poseen valor económico. Dado que las concentraciones en las que podemos encontrar este metal en la naturaleza suelen ser bastante bajas, hasta la fecha, solo se han encontrado tres fuentes de las cuales poder extraer el litio de forma rentable: salmueras (salinas), rocas graníticas (pegmatitas) y rocas sedimentarias (arcillas).

Los depósitos de salmuera representan alrededor del 66 % del metal a nivel mundial y están distribuidos en Chile, Argentina y Bolivia, que conforman el llamado «triángulo del litio», y en China. La mayoría de la producción mundial de litio proviene de las salmueras continentales (salinas), cuya mayor mina está situada en Chile, el Salar de Atacama.

Depósito de salmuera

La extracción de litio a partir de depósitos de pegmatitas (roca dura) representa, aproximadamente el 26 % de los recursos del metal a nivel mundial. La forma más común de encontrar el litio en las pegmatitas es a través del mineral espodumena. Uno de los principales yacimientos de roca dura se encuentra en Australia, la mina de Greenbushes.

Mina de roca dura: Greenbushes, Australia

Por último, tenemos los depósitos de rocas sedimentarias que representan, aproximadamente el 8 % de los recursos de litio conocidos, estos se encuentran en depósitos de arcilla y evaporitas lacustres. Un estudio publicado en la revista Science Advances por varios geólogos, detalla el descubrimiento de un enorme depósito de litio en los Estados Unidos. Este se encuentra en un volcán extinto situado entre Nevada y Oregón, en la Caldera McDermitt, lo que podría ser el yacimiento de litio más grande del mundo y posicionar a Estados Unidos como el líder mundial en producción de litio. Según las estimaciones, este yacimiento podría albergar entre 24 y 40 millones de toneladas. En este yacimiento el litio está presente en una inusual arcilla denominada illita, con niveles de concentración de litio superiores a la común esmectita, que se encuentra en la mayor parte de los sedimentos del planeta.

Producción y reservas de litio a nivel mundial

La producción mundial de litio ha adquirido un papel estratégico en la economía global, impulsada por la creciente demanda de baterías para vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos. Este mineral, clave para la transición energética, se extrae principalmente en países como Australia, Chile y China, que dominan el mercado tanto en producción como en las reservas. Chile lidera con las mayores reservas mundiales, mientras que Australia encabeza la producción, lo que resalta la importancia de estos países en la cadena de suministro global. A medida que la demanda aumenta, las reservas de litio y su explotación se han convertido en un elemento clave en la geopolítica mundial, consolidando su rol como recurso indispensable para el futuro energético del planeta.

Países líderes en la producción de litio 2023

Según los últimos datos de 2023, Australia lidera la producción mundial de litio con una asombrosa extracción de 86.000 toneladas métricas, seguida de Chile con 44.000 toneladas. Estos dos países dominan con claridad el mercado, mientras que China (33.000 toneladas) se posiciona en tercer lugar, con un enfoque centrado no solo en la producción minera, sino en el procesamiento y fabricación de baterías. Argentina, con 9.600 toneladas, es otro actor relevante en Sudamérica, mientras que Brasil y Zimbabue aportan 4900 y 3400 toneladas respectivamente, subrayando la importancia creciente de otros países en el suministro global. Canadá y Portugal, aunque con menores volúmenes (3400 y 380 toneladas respectivamente), siguen formando parte del grupo de países con mayor producción de litio del mundo.

Principales países productores de litio 2023

Principales minas de litio en el mundo

A nivel mundial, la extracción de litio se concentra en un conjunto limitado de minas repartidas por varios continentes. En América, destacan las minas de Estados Unidos (Silver Peak), Canadá (Whabouchi), Argentina (Salar de Hombre Muerto y Olaroz), Chile (Salar de Atacama) y Bolivia (Salar de Uyuni, inaugurada en diciembre de 2023). En Europa, Portugal tiene en Barroso su principal punto de producción. Mientras tanto, China, un actor clave en la cadena de suministro global de baterías, opera minas de litio en Yichun. Australia, el mayor productor mundial, cuenta con yacimientos importantes como Greenbushes y Mount Cattlin. Estos yacimientos están dispersos geográficamente, pero su control y explotación son estratégicos para el dominio del mercado.

Reservas mundiales de litio 2023

Las reservas de litio, esenciales para garantizar la continuidad de la producción a largo plazo, también están distribuidas de manera desigual. Chile, con 9,3 millones de toneladas de reservas, encabeza la lista global, lo que subraya su importancia geopolítica como proveedor clave. Australia sigue de cerca con 6,2 millones de toneladas, asegurando su posición dominante en el futuro inmediato. Argentina (3,6 millones de toneladas) y China (3 millones de toneladas) completan el cuadro de los principales poseedores de reservas, lo que les permite no solo jugar un rol crítico en la oferta de este mineral, sino también influir en el mercado global.

Estados Unidos, a pesar de su creciente interés por la producción contaba, en 2023, con reservas estratégicas de 1,1 millones de toneladas, por debajo de otros competidores. Canadá, con 930.000 toneladas, Brasil con 390.000 toneladas, Zimbabue con 310.000 toneladas y Portugal con 60.000 toneladas completan la lista de países con reservas significativas, aunque lejos de los gigantes de la región andina y Oceanía.

Esta clasificación de los países con las mayores reservas de litio del mundo en 2023 se verá alterada en este 2024. Por un lado, aparece como un actor clave en el tablero geopolítico del litio, Bolivia, que se une a Chile y Argentina para formar el llamado «triángulo del litio». Bolivia inauguró en diciembre de 2023 su primera planta estatal de carbonato de litio en el Salar de Uyuni. La planta tendrá capacidad para producir «más de 15.000 tórnelas de carbonato de litio al año», según el ministro de Energía, Franklin Molina. Y según el Servicio Geológico de Estados Unidos, Bolivia cuenta con uno de los mayores recursos de litio del mundo (21 millones de toneladas). Hay que tener en cuenta que, a diferencia de las reservas, que son cantidades de un mineral que pueden explotarse, los recursos indican el deposito disponible cuya viabilidad económica hay que verificar.

Por otro lado, tenemos los últimos descubrimientos que se están haciendo en los Estados Unidos, concretamente en la mencionada caldera McDermit, un volcán de más de 16 millones de años en la frontera entre Nevada y Oregón. Con 45 kilómetros de largo y 35 de ancho, contiene, según la publicación de la revista Sciences Advances, el doble de concentración de litio que cualquier otro lugar del planeta, entre 20 y 40 millones de toneladas de litio. De confirmarse este descubrimiento el tablero geopolítico daría un gran vuelco, ya que, a día de hoy, Australia, Chile, China y Argentina producen aproximadamente el 94 % del litio del  mundo y cuentan con aproximadamente el 90 % de las reservas de este metal. Estados Unidos pasaría a ser un actor clave, tanto en la producción como en la cadena de valor, para la fabricación de baterías de ion litio. Con este descubrimiento no solo conseguirá cubrir sus necesidades, sino que podrá vender parte de ese litio a Europa con la consiguiente ventaja competitiva sobre nosotros.

Europa se encuentra en una clara desventaja competitiva con respecto a China y Estados Unidos. Actualmente tanto la producción como las mayores reservas de litio se encuentran localizadas en Portugal, aunque resultan insignificantes para satisfacer la demanda total de nuestra industria. Días antes del comienzo de la invasión de Ucrania por Rusia se descubrió el mayor depósito de litio de Europa en la región del Donbas, anexionada por Rusia. Según Svitlana Vasylenko y Uliana Naumenko, investigadoras de la Academia Nacional de las Ciencias de Ucrania, en su informe: Perspectivas de desarrollo de la base de recursos de litio de Ucrania,  el país cuenta con unas reservas de 500.000 toneladas, que, de confirmarse, convertirían a Ucrania en el actor principal en el viejo continente.

Países con las mayores reservas de litio 2023

Principales minas de litio del mundo

Conclusiones

Cuando el químico sueco, Johan August Arfwedson (12/1/1792 - 28/10/1841) descubrió el litio en el año 1817, no imaginaba que este metal se convertiría en uno de los recursos estratégicos más codiciados del siglo XXI. Desde su identificación inicial como un elemento raro, el litio ha pasado a ocupar un rol central en la revolución tecnológica y energética actual. Su capacidad única para almacenar energía de forma eficiente lo ha transformado en el pilar de la transición hacia energías renovables, situándolo en el centro del tablero geopolítico entre países y empresas que buscan asegurar el suministro de este recurso esencial para la industria.

La transición ecológica y el avance hacia la movilidad eléctrica representan oportunidades de negocio multimillonarias en las próximas décadas. Según estimaciones de la consultora Global IDTechEX, especializada en investigación y análisis de tecnologías emergentes, el mercado de las baterías de ion litio se disparará desde los actuales 80.000 millones hasta los 400.000 millones de dólares en 2035. Este crecimiento está impulsado,  por un lado, por la creciente demanda de vehículos eléctricos y, por otro, por el almacenamiento de energía renovable, sectores clave para reducir la dependencia de combustibles fósiles y limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. Así, los países y empresas que logren consolidarse en el mercado del litio no solo obtendrán beneficios económicos directos, sino que también ganarán un poder estratégico en la economía global del futuro.

Almacenamiento de energia procedente del sol en baterías de ion litio

Actualmente, las principales empresas que controlan la producción de litio incluyen gigantes como Albemarle Corporation (Estados Unidos), SQM (Chile), Tianqi Lithium (China) y Ganfeng Lithium (China). Estas corporaciones poseen o tienen participación en algunas de las mayores reservas de litio en el mundo, especialmente en el denominado «triángulo del litio» en Sudamérica, que abarca Argentina, Bolivia y Chile, y en Australia, otro importante productor. Esta distribución geopolítica de las reservas y las empresas que lo controlan marcan un mapa de influencias en el que China, a través de su inversión y participación en empresas internacionales de litio, fortalece su posición como actor predominante en la cadena de suministro de baterías. Por su parte, Estados Unidos y Europa buscan contrarrestar esta influencia a través de inversiones en empresas locales y de fomentar la creación de alianzas estratégicas para asegurar el abastecimiento de este recurso fundamental.

La transición energética hacia las energías renovables y la movilidad eléctrica supone un cambio trascendental para la humanidad, comparable a las revoluciones industriales del pasado. No obstante, plantea interrogantes importantes. Mientras que el litio es un recurso clave para esta transformación, su extracción, procesamiento y la concentración del mercado en unas pocas manos conlleva riesgos ecológicos, económicos y sociales. La humanidad se enfrenta al reto de garantizar que esta transición se realice de manera justa y sostenible, minimizando el impacto ambiental y evitando la creación de nuevas dependencias y desequilibrios de poder en el ámbito global.